Hablar de Catemaco y sus místicos personajes, es sin duda uno de los placeres más gratos que tengo. Siempre que se evoca la magia de mi pueblo el aire se transforma, las aves cantan, las olas del lago negro se despiertan y todo parece más espiritual.
Fue hace varias décadas que mi trabajo y mi vida me llevaron por rumbos tan cambiantes como la figura que trazan las montañas en el horizonte y por una serie de coincidencias y sucesos extraños hoy, les narro mi sentir.
Es bien sabido que el mes de marzo se considera como un umbral de encanto y misterio en Catemaco desde que Gonzalo Aguirre Pech inmortalizó nuestras costumbres y tradiciones y las compartió con el resto del mundo.
Nuestros antepasados conocían perfectamente la energía que se desborda en este lugar y desde tiempos inmemoriales sus nacimientos de agua mineral se consideraron como el elemento más sagrado de entre todos sus tesoros.
Aquí se combinan los secretos de nuestros antepasados, mezclados con sangre, sudor, música y tradiciones africanas, europeas e indígenas.
Fue así como desde Campeche emigraron diferentes familias en busca de una mejor calidad de vida, buscando un lugar entre el corte de zafra y de caña de azúcar.
Las familias de apellido CAANUL, NICOLETO, CASANOVA Y PECH al llegar se asentaron en la ahora ciudad de San Andrés Tuxtla, fundando el barrio Campeche, donde poco después nace nuestro mencionado y conocido personaje; Gonzalo Aguirre Pech.
Gonzalo nace el 2 de septiembre de 1918 y tiempo después sus padres se mudan a Catemaco llegando a vivir en la calle Independencia esquina Ocampo. Su padre el Sr Guillermo junto con el pequeño Gonzalo que no asistía a la escuela, se dedicaron a la pesca, Gonzalo apoyaba a su familia vendiendo fruta o boleando zapatos.
Su origen y su vida tan sencilla como la mía me hace recordar las tardes de trabajo, pero a orilla de un lago cálido y benefactor.
Poco a poco la vida de encargó de llevarlo por diferentes situaciones y trabajos, cargando maíz, pescando o trabajando como chofer para el sr Horacio Torres donde gracias a sus ganas de superación, aprende a leer y escribir.
Posteriormente trabajando como taxista para el sr Ramón Valencia y gracias a su deseo de mejorar, se compra un taxi y el mismo se auto emplea.
Por esas mismas fechas se hace compadre del sr. Manuel Utrera un muy famoso brujo de Catemaco quien lo invita a diferentes lugares y quien lo convence de aprender las artes del ocultismo, pues observaba en él un gran don.
Fue en el cerro del mono blanco y a través de una serie de ayunos y costumbres antiguas estrictas que Gonzalo inicia su proceso para convertirse en uno de los brujos más importantes, practicando la herbolaria, el chamanismo y los secretos detrás de los encantamientos.
Su fama se extendió a través del país e incluso en el extranjero y pronto fue visitado por altos funcionarios políticos, artistas, científicos e investigadores paranormales. Gonzalo conocía las propiedades de la herbolaria y los distintos métodos de curación usando lo negro y lo blanco.
Con la víspera del cambio de estación en el mes de marzo y obedeciendo a los movimientos celestes, introdujo por primera vez las ahora tradicionales misas negras en un predio conocido como TEGOLA.
Actualmente continúo con dicha tradición llevando hasta el momento por 8 años consecutivos la celebración de las misas negras en mi centro ceremonial.
Su aspecto tan sereno, su personalidad sencilla a pesar de ser una de las personas más influyentes de ese entonces, lo llevaron a inmortalizarse en la memoria de nuestro Catemaco.
Fue principal precursor del turismo, apoyando a su pueblo, donando monumentos y nunca olvidando su origen.
Por esas fechas yo trabajaba con un familiar que a su vez trabajaba para Gonzalo. Me encargaba
de dar de comer a sus animales, ayudaba a preparar los riegos de curación, aprendía acerca de la recolección de plantas y sus propiedades al observar de lejos o cerca. Fue de las experiencias más gratas de mi vida ya que se llevaron a cabo mis primeros contactos con el ocultismo, un mundo que conocería y me brindaría tantas enseñanzas.
Pasó el tiempo y con el llegaban cientos de turistas por la fama de aquel personaje de corte rapado, que usaba solo un carro Renault y paseaba a su coyote o tigrillo.
Catemaco también se hizo famoso y su nombre aún resuena en muchos y muy lejanos lugares.
Por tal motivo y siendo el sr. Gonzalo AGUIRRE una gran inspiración, me dediqué a buscar mi superación y a trazar el camino de mi preparación espiritual para tomar el estandarte y llevar el nombre de Catemaco muy en alto.
Mis primeras participaciones a nivel nacional se llevaron a cabo en televisión abierta para programas como extranormal y medios de comunicación locales y estatales en el año 2009.
Fue en 2016 que decidí participar en la selección del programa master chef de la cadena televisiva de TV azteca. Dicha participación me dio la oportunidad de llevar a la televisión nuestras costumbres las cuales estaban siendo olvidadas, para que más personas pudieran conocerlas y valorarlas.
He participado en programas de cadena nacional como Al extremo, Enamorándonos, La resolana, Venga la alegría, Qué hay de comer y extranormal.
He sido parte de series de nivel internacional como Tabú Latinoamérica, perteneciente a la cadena National Geographic, tuve la visita de programas como Vice, he participado con Fotógrafos, reporteros e investigadores de cadenas como Discovery Channel, quienes han llegado a mi centro ceremonial para conocer y documentar las prácticas que aquí se realizan.
Cadenas de radio de países como argentina o Colombia se han interesado por mostrar más allá de los mitos que se escuchan, realizándome entrevistas telefónicas.
Jóvenes youtubers pertenecientes a EU, Rusia y México buscan transmitir las historias acerca de la espiritualidad para que cada vez nos visiten más personas de diferentes lugares del mundo.
Gonzalo Aguirre Pech muere el 22 de septiembre de 1982, el gran chamán que compartió a Catemaco con el mundo y hoy por hoy su legado junto con la de pocos brujos mayores reconocidos a nivel mundial como Tito Gueixpal y un servidor, permanecerá en la memoria de todos los catemaqueños.
Se agradece al Sr. Manuel Antonio Absalon Leal (MEME)
por los datos que facilitó para este escrito.
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